No se trata de agregar más actividades al currículo escolar, sino de enriquecer las actuales formas de trabajo mediante algunas estrategias que propicien la observación y la atención del alumnado, con el fin de activar la memoria visual y el conocimiento de la función de cada palabra vía cognitiva, favoreciendo el conocimiento de la pragmática del lenguaje escrito.
La corrección oportuna y comprensiva del dictado es esencial. No debemos dejar al alumno en el error, sino propiciar el «análisis del error», realizado por el mismo niño a través del método inductivo-deductivo,
Comenzaremos trabajando con todos los sentidos, para fortalecer la memoria de trabajo. En especial a la memoria visual. Para ello deben realizarse frecuentes repasos sobre los contenidos tratados.
Las palabras clave que sirven de base a las reglas de ortografía, serán leídas, escuchadas, definidas, escritas en diversos tipos de grafismos, asociadas a otras de su misma familia… Pero el alumnado es quien observa, descubre, sintetiza y vuelve a utilizarlas creativamente, deduciendo las reglas que no son estudiadas memorísticamente, sino ensartadas en una red de significaciones y de registros perceptivos. De esta manera se van construyendo cognitivamente según su real entender, luego de un trabajo fecundo y variado a través de juegos que despierten su interés, mientras se desarrollan diversas estrategias de índole semántica.
Siempre estarán presentes el estímulo y las directivas de profesionales docentes en el aula para concitar la atención de la clase sobre el material gráfico que apoyará la lectura. Éste debe ser muy atrayente y colorido para poder fijar engramas de memoria visual de las letras, pues los detalles de las mismas son de difícil fijación.
Es de fundamental importancia trabajar con la memoria visual, que será asociada a la percepción auditiva, con trabajos de discriminación fonológica. También serán leídas en voz alta las palabras claves que se presenten para lograr la generalización de una regla y serán escritas en carteles colgados del pizarrón, coloreando las letras que deseamos destacar. Estas palabras serán incluidas en frases breves, ilustradas con una escena y se volverán a colorear las letras en cuestión para ser percibidas con facilidad. Es importante colorear cada letra con un color determinado que debe mantenerse, a modo de código visual.
También las palabras estudiadas, formarán parte de cuentos breves que se desarrollarán en clases sucesivas, para favorecer el repaso de los contenidos y la práctica de su uso en diferentes contextos, a través del desarrollo de estrategias sintácticas.
Prof. María Cristina Retondaro
Diario Norte de Resistencia, 19 de abril de 2002
Fuente: www.todosleen.com.ar